viernes, 6 de septiembre de 2013

HABLA EL MARTILLO.

Habla el martillo.

-¿Por qué tan duro? dijo cierta vez el carbón al diamante-; ¿acaso no somos parientes cercanos?



-¿Por qué tan blandos, hermanos? - os pregunto yo a vosotros-; ¿acaso no sois mis hermanos?

¿Por qué tan blandos y acomodaticos? ¿Por qué hay tanta negación y retracción en vuestros corazón? ¿Por qué igualmente tan poca fatalidad en vuestro mirar?

Y si no estáis dispuestos a ser fatales e inexorables, ¿cómo podrías un día triunfar conmigo?

Y si vuestra dureza no quiere fulminar y cortar y deshacer, ¿cómo podrías un día crear conmigo? Pues todos los creadores son duros. Y os ha de parecer goce inefable poner vuestra mano encima de milenios, como si fuesen cera.

Inscribir en la voluntad de milenios cual en bronce; más duros y más nobles que el bronce. Sólo lo más noble es de máxima dureza.

¡Volveos duros! He aquí la nueva tabla, hermanos, que coloco por encima de vosotros.


F. Nietzsche, "Comó se filosofa a Martillazos"

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